martes, 26 de agosto de 2014

Con P de Agustina.

Hoy me apetece darte a tí las buenas tardes, por haber compartido conmigo un gran número de ellas. También porque eres una de las personas más importantes de mi vida, y desde luego de lo mejor que tengo. Esta no es la primera vez que escribo sobre tí, porque ya lo hice unos meses atrás en los que contaba cómo nos habíamos pasado casi seis meses sin hablarnos. Pero aunque hayamos tenido malas temporadas al final siempre has estado ahí para mí, tanto en lo bueno como en lo malo. Me has ayudado todo lo que has podido y más, me has hecho reír cuando tocaba llorar y me has aguantado cuando ni yo misma lo hacía. Qué cosa esta la de pasarme la vida deseando hacer, vivir y tener contigo las cosas que ya hago, vivo y tengo contigo.
Quiero compartir contigo mil momentos más, bueno qué coño, quiero compartir contigo toda mi vida. Adoro esas tardes tumbadas en el césped, olvidándonos de todo, en las que sólo importábamos nosotras. Cuando me veías y me decías 'joder, qué pequeñita eres', o cuando imitaba a Sergio y no podías parar de reír.. Pff podría escribirte muchos "o cuando" y aún así no terminaría. Tengo ganas de que vuelvas para quedarte y todo sea más fácil, depender de un timbrazo del teléfono para que en 50 minutos ya esté a tu lado, de poder verte cuando me de la gana y no tenga que esperar x meses. Por más que le doy vueltas no sabría como describir cómo me siento cuando estoy contigo, pero hace tiempo me di cuenta de que la vida es más fácil si tú estás a mi lado. VUELVE PRONTO, POR FAVOR. 
Y recuérdalo pequeña, sin tí no soy nada.

viernes, 22 de agosto de 2014

EL BIEN ÚLTIMO.

Aristóteles consideró que todos los hombres actuamos siempre en vistas de un fin o bien último. Este fin no se buscaría en vistas de otro, sino por sí mismo.
Pero los hombres se engañan respecto de lo que la felicidad sea, considerando falsamente que es: el placer, el honor y la fama, y por último el dinero.
“El hombre busca un bien sobre él”.
Esos bienes o fines son relativos, pues no los buscan por ellos mismos sino en vista siempre de algo posterior, por ejemplo, el estudiar para aprobar, aprobar para ir a la universidad, ir a la universidad para estar cualificado y poder trabajar, trabajar para conseguir dinero, etc.… Se entra en una cadena viciosa.
(Felicidades Eva, si estás leyendo esto, que sepas que estoy intentando encontrarle el significado a las palabras y deducciones de numerosos filósofos). En fin, siempre me voy por las ramas. El hombre actúa siempre para conseguir algo después, y bien, ¿con respecto al amor también se comporta así? No sabría deciros. Al mezclar filosofía con mis experiencias no busco que todo esto quede mejor y más bonito, o sí, pero qué mas da, a fin de cuentas nunca se entiende de qué hablo ni por qué lo hago. A lo que iba, creo que en mi vida he hecho algo sin que me apeteciera para conseguir que un chico saliera conmigo, por poner algo de ejemplo. ¿Estoy hablando de lo mismo? o quizá me he confundido y lo he vuelto a entender mal… Así que mejor dejo de “filosofear” que ya veis que se me da mal. (Si supierais que encima la he suspendido. Ja, que gracioso todo.)
Muchas veces que voy a salir con una amiga o con quien sea me digo:” venga, voy a ponerme guapa, puede que hoy conozca a alguien importante.” Un poco de base, colorete, raya, rimel, pintalabios y ya estoy lista. Por último la ropa, y cuando doy por terminada la labor, me echo un vistazo al espejo y ya puedo decir que voy decente. (MENTIRA: AL SALIR DE CASA CONSIDERAS QUE VAS HECHA UN PINCEL, PERO EN EL SIGUIENTE ESPEJO QUE TE MIRAS YA NO TE GUSTAS TANTO.   * NOTA MENTAL PARA LAS MUJERES QUE PUEDAN LEERLO: cuando os miréis al espejo antes de salir de casa no consideréis que veis auténtica belleza, así cuando salgáis y de repente os reflejéis en un espejo y veáis que la raya se os ha corrido o el flequillo se os ha descolocado la frustración será menor. Es LEY.DE.VIDA.) El caso, siempre pienso que puede que ese sea el día en que conozca al chico perfecto, mi alma gemela, mi media naranja… Bajo a la parada del autobús y simplemente espero a que el bus llegue. Miro a un lado y a otro, pocas veces me encuentro con gente joven. Así que cuando el autobús llega me subo y me siento en el primer asiento que pille. Después de cuarenta y cinco minutos [cuarenta y cinco insufribles minutos(o veinticinco, depende del bus que coja)], llego al tan esperado metro y si es un día con suerte, puedo volver a sentarme. Aclamado y concurrido metro, llevas un gran número de pasajeros, pero nunca me has brindado la oportunidad de conocer a ninguno. El metro es como el escaparate de una joyería, ves tantas cosas que te gustaría tener pero que sabes que son inalcanzables, o por lo menos para mí. Pues eso me pasa, veo universitarios, chicos que vienen o van del gimnasio, y nada, como decía mi abuela:”yo disfruto viéndoos comer” Sólo que yo no como, pero disfruto viendo. (No os vayáis a pensar algo raro, no iba con segundas intenciones.) Y ya no os cuento la envidia que me da cuando veo alguna pareja tan arrebujaditos y dándose mimitos. A lo que iba, asumiendo que mis propósitos son nulos y sumida en esos estúpidos pensamientos, llego a mi destino. QUE SÍ, QUE YA SE QUE NO TODO EN ESTA VIDA ES LIGAR Y ENCONTRAR NOVIO. QUE ES COMPORTAMIENTO INFANTIL Y TODO ESO. Pero a nadie le va mal una alegríaJ Yo que sé, un cumplido de algún chico que se te ha quedado mirando bastante rato, o miradas de algún grupito de colegas que se van contando con quién han estado la noche anterior. Sí, lo que vienen siendo gilipolleces pero que a una chica normalita no le sienta mal. Así que me reúno con quien haya quedado y le cuento la peripecia que he sufrido hasta llegar, incluyendo cómo no a esos tres bomboncitos con los que me he cruzado. Bah. Ya sabía yo que el maquillaje se me había estropeado y que iba mal peinada, por eso no me ha mirado nadie. Y lo que tú no sabes, es que precisamente por ir pendiente de esas tonterías no te habías fijado en ese chico con gafas y el pelo largo y castaño que te miraba mientras simulaba leer un libro. Ese, que el próximo fin de semana volverá a subir al metro con la esperanza de verte.
¿A que ha quedado bien? Ojalá me pasara a mi eso. Dios que mala soy y cómo me encanta martirizarme. Jajajajajaja vale, ya me callo.
Yo no sé por qué os he contado todo este rollo, supongo que para desahogarme. Tampoco quiero que penséis que me paso la vida intentando que alguien me quiera o que cada vez que salgo que alguien se fije en mí.
El otro día iba a San Fernando, y en la parada de mi pueblo me encontré con un chico que estaba tocando la guitarra. Su cara me sonaba demasiado pero no sabía de qué. Entonces nos miramos y fue como una conexión. Él siguió tocando a la vez que me miraba, demasiado intenso, los dos giramos la cabeza hacia otro lado a la vez. Yo, mi maldita curiosidad y las ganas de preguntarle de qué lo conocía. La vergüenza venció a la curiosidad y tuve que darme la vuelta y esperar impaciente al bus que ya se estaba retrasando. La casualidad hizo de las suyas, y justo llegó un amigo suyo acompañado por otro chico. “Príncipe, este es Mario”. MARIO. MARIO. MARIO. Así es como se llama el chico de cuadros que tocaba la guitarra. De repente me vino a la cabeza el recuerdo de cuando lo conocí, ya sabía dónde le había visto… 
Hace unas semanas en el bar donde trabaja mi amiga...
 Él estaba acompañado por otros dos amigos suyos y una chica; ellos pidieron un cubata y el compartió consigo mismo un chupito de tequila. No se me olvida la cara que puso cuando el fuerte tequila le golpeó el estómago. Cerró los ojos con fuerza y se limitó a hacer una mueca, disimulando todo lo que pudo el desagradable sabor que le producía. Obviamente no disimuló muy bien, porque todos los que estábamos nos reímos al ver su cara. Él iba con vaqueros, una camisa blanca y unas chanclas. Entonces pidió a mi amiga que pusiera algo de rock y se puso a bailar. Mejor que casi no le viera nadie, pobrecito mío, bailaba fatal. Al rato yo me fui, y recordándolo bailar me iba riendo, pensando que ese chico no tenía ninguna importancia. Cuánto me equivocaba..
Vuelta a la vida real... 
Ensimismada en mis pensamientos, no me di cuenta que el chico de la guitarra se iba, dirección Parque Norte. No podía ir detrás de él, así que me quedé mirando las únicas vistas que me ofrecía, el verle de espaldas.

Quizá si actúo en busca de un fin o bien último, quizá sea el de encontrar al chico perfecto. Y el haber salido justo ese día con esos shorts, esa camisa azul, la trenza hacia un lado dejándome parte del pelo suelto y el maquillaje suave me permitieron que él se fijara en mí. Quizá ese día utilicé esas formas para intentar llegar a la meta y alcanzar el bien último. Quizá ese día que había hecho como otro cualquiera, se convirtió en algo más especial. Quién sabe. Lo que sí que se, Mario, es que tal vez otro día volvamos a coincidir, pero ese día venceré la vergüenza y entonces podré hablarte y puede que esté más cerca de encontrar mi alma gemela, sólo falta que vuelva a haber esa conexión y que tú quieras.

jueves, 8 de mayo de 2014

Pensar en tus dudas me tambalea la vida.

Entiende, que ha sido conocerte y no dejar de pensar en volver a verte. Joder, qué envidia me dan ahora las calles de Madrid, qué rabia sus aceras y sus pasos de peatones... Ya me imagino, al muñequito del semáforo en verde, viéndote cruzar, poniéndose nervioso, y en rojo otra vez. Unos pocos minutos... Yo sólo te pido dos, de momento. Y dios, qué bien podríamos estar si no lo malinterpretaras todo. Me encantaría poder cogerte y darte un abrazo en medio de clase sin que te sintieras de un modo extraño por ello o por lo que pudiera parecer. Cómo me gustaría que no tuvieras vergüenza y te diera igual quien nos viera. Si es que encima no somos nada, quizá por eso.. Pero esta singular forma en la que nos tratamos, no es sino una pequeña demostración de todo lo que nos queremos. O por lo menos eso pienso yo. Sumándole además nuestro día a día, el escucharnos y apoyarnos. Me encantaría poder comerte a besos una tarde y que no pasen cuatro días hasta que vuelva a saber de tí, no hagas que tire de recuerdos. Qué coño, lo que tendría que ocurrir, es que no debería pasar ni una hora desde que nos hubiéramos separado para que me escribieras un mensaje, y me dieras a entender que a pesar de que lo nuestro sólo es amistad, no te arrepientes de nada de lo que has hecho. Adoro los momentos contigo, la manera que tienes de demostrarme que vas a estar ahí. Gracias por hacerme reír, por aconsejarme y dar solución a la mayoría de mis problemas, y sobretodo, por ese cariño tan especial que me brindas. Dios, quién escribe"cartas"a estas alturas de la vida. Ni siquiera yo sé por qué te estoy escribiendo esto, pero me está saliendo de muy adentro... Y porque creo conocerte, sé que después de leer esta carta vas a rayarte otro poquito más. Pero ya me conoces, haciendo montañas de granitos de arena y exagerándolo siempre todo. Pero por la boca muere el pez, y en fin, ya llegará mi hora. Ah, se me olvidaba, de todas las cosas que me gustan, la que más me gusta, sin duda, eres tú. Porque no puedo encontrar luz más intensa que la que me creas por dentro. Y esta carta, no es sino para repetirte, de una forma más variada, que ojalá que esto no salga mal. Que ya se que lo nuestro es sólo amistad, deja de repetírmelo. Pero aún así, ya sabes eso de " Dime que estarás abajo cuando caiga, dime que estarás arriba cuando lo consiga." Me encantaría que contases conmigo cada vez que sintieras la necesidad de algo, o simplemente porque quisieras tenerme a tu lado. Déjame ser el hombro en el que te apoyes cuando estés triste, esa persona a la que abraces cuando estalles de alegría, o déjame ser incluso, el saco de boxeo al que pegar cuando te sientas impotente, y la rabia corra por tus venas.
Joder, si es que haces tanto por mí que yo no sé ni cómo agradecértelo. Y tengo tantas cosas que agradecerte que me quedaría sin papel y sin saliva. Y si esto después puede convertirse en un error, mejor disfrutarlo ahora, reír por lo simple, y hacernos un poquito felices. Bueno, aquí me has tenido unos cuantos minutos diciendo cosas sin ton ni son. Y sé que después tirarás esta carta, pero tienes que saber que en ella hay un poco de mi. Gracias por ser tú misma en todo momento y no fallarme nunca. No necesito más para saber que eres una gran persona, y que pase lo que pase, me encantaría seguir teniéndote a mi lado.
Pensar en tus dudas me tambalea la vida. Ni me dejes ni te alejes, por favor. Y es que después de haber besado tu sonrisa rota sólo puedo imaginarme cosiendo mis labios a los tuyos. (Imaginando que tú quieres mis labios en los tuyos). Bueno, vale, por fin he terminado. Ahora puedes correr a rayarte, o lo que sientas que tienes que hacer. Que aquí te espero yo para resolver todas tus dudas(y sí, las palabras que no entiendas por culpa de mi letruja también cuentan). Y QUE TE QUIERO MUCHO.